lunes, 6 de septiembre de 2010

Ni Al Qaeda, ni Bush, ni Bin Laden



Mire mire que locura, mire mire que emoción, la argentina tiene de las chimeneas el mas grande tirador….
Ni Al Qaeda, ni Bush, ni Bin Laden.
A la chimenea de la Cervecería Córdoba la tiraron Giacomino y Vicente.

Hace diez años cerraba una fábrica emblematica de nuestra Córdoba,  la Cervecería Córdoba. En pleno apogeo del modelo neoliberal que según sus pregoneros nos llevaría al primer mundo y que tenía como uno de sus pilares la desindustrialización del país y la extrajerización de su economía. Aplicados alumnos, el Chancho Mestre y el Juez Tale (el mismo que privatizó el club Talleres con las consecuencias por todos conocidas) cerrararon toda posibilidad de que la Cervecería tuviera continuidad, represión mediante a trabajadores y vecinos que intentaban conservar la fuente de trabajo, la entregaron a un grupo internacional (CCU – CICSA) que se quedó con la marca y el Market Share y pasaron el predio de la planta de Bo. Alberdi a los especuladores (autodenominados desarrollistas) inmobiliarios que pacientemente (o no tanto) fueron incubando la liquidación de todo rastro de la cervecería para hacer ¿”viviendas”?. Unas torres pensadas unicamente en función de la tasa de ganacia por metro cuadradro sin contemplar ni la historia, ni las consiciones, ni las necesidades del barrio ni de sus habitantes, ni de los actuales, ni tampoco, huelga decirlo, de los futuros que habitarán quizá esas pajareras.
Con toda la ilusión seguramente y el derecho al nidito propio. Pero sabemos que la clase media/trabajadora no tiene muchas opciones y más que la calidad de vida esperable en este complejo lo que obligadamente mirarán serán las cuotas accesibles probablemente merced a fondos también públicos que no van a otras opciones mas acordes con un verdadero desarrollo de la ciudad.
Resulta que los muchachos hicieron su maqueta y la chimenea les molestaba una linda hilera de monobloques. Pero borrarla en la realidad no era (ni será) tan fácil como en la maqueta. Por lo que significaba en la memoria y en la vida cotidiana del barrio. Entonces armaron todo el circo de que estaba deteriorada (lo cual era cierto, culpa de ellos) y de que no se podía recuperar (lo cual NO era cierto) y la dinamitaron, con la complicidad y/o el apoyo pro-activo del intendente Giacomino y sus funcionarios, incluso del Viceintendente, que el día del derrumbe fue a lavarse la cara sin ninguna intención firme de apoyarnos. Y nuevamente, con los palos y las balas de goma que no tan discretamente esconden bajo la mesa de concertación para cuando los vecinos no son razonables, ¿o era sustentables? ¿o rentables?